El Orfismo o cubismo órfico es el nombre dado en 1913 por el poeta Guillaume Apollinaire a la tendencia colorista y abstracta del cubismo parisino que exalta el color y la luz, emparentándolos con Orfeo, el personaje de la mitología griega que, por su sobrehumano manejo de la lira, representa la conjunción de la música y la poesía. Al poseer elementos propios de los cultos mistéricos, se le suele denominar también como misterios órficos. El movimiento órfico supone un enfrentamiento a las tradiciones religiosas de la ciudad griega y, en definitiva, una nueva concepción del ser humano y su destino. Bajo el nombre del mítico Orfeo, cantor y trágico viajero del Más Allá, surgen una serie de textos que predican y atestiguan esa nueva religiosidad, una doctrina de salvación sobre el hombre, su alma, y su destino tras la muerte.
El orfismo se mueve
exclusivamente en un plano religioso. Es una secta que cuestiona la religión
oficial de las ciudades peninsulares helénicas. En particular, a dos niveles:
uno de pensamiento teológico, otro de prácticas y comportamientos.El orfismo es,
fundamentalmente, una religión de textos con las cosmogonías, teogonías e
interpretaciones que estas no dejan de producir. En lo esencial, toda esta
literatura parece elaborada contra la teología dominante de los griegos, es
decir, la de Hesíodo y
su Teogonía. Al ser el orfismo una literatura inseparable de un género de vida,
la ruptura con el pensamiento oficial entraña diferencias no menos grandes en
las prácticas y en los comportamientos. Aquel que opta por vivir a la manera
órfica, el bíos orphikós, se presenta, en primer lugar, como un individuo y
como un marginado, es un hombre errante, semejante a esos Orfeo-telestes que
van de ciudad en ciudad, proponiendo a los particulares sus recetas de
salvación, paseándose por el mundo como los demiurgos del pasado. Miembros de
una secta al margen de la política, gente de libros y textos sagrados, y al
mismo tiempo practicantes de sus ritos mistéricos y de un peculiar ascetismo
(con preceptos estrictos como el no comer carne ni derramar sangre animal o
vestir telas de lino), los órficos dejaron una larga huella en varios textos,
pero también importantes ecos en muy diversos autores, especialmente en algunos
filósofos. Es el arte de pintar conjuntos nuevos con elementos no tomados de la
realidad visual, sino totalmente creados por el artista y dotados por él de una
poderosa realidad. Es arte puro. Meditaciones estéticas.
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